¿Ya tienes 40 y aún guardas tus playeras de la prepa? Lo malo es que no las usas, las tienes allí, ocupando espacio y haciendo polvo. ¿Qué otras cosas más guardas? ¿Serás acumulador? Sigue leyendo y descúbrelo.
Existen miles de personas que mantienen los espacios de la vida cotidiana ordenados y libres, mientras que atrás tienen un cuarto lleno hasta el techo de cosas viejas y recuerdos.
Algunos han rebasado el límite y su casa luce como un museo de antigüedades. Tener muchas cosas conlleva sus propios riesgos, como el estrés crónico y repetido. Eso sin mencionar el riesgo de tropezarse con objetos que no están en el lugar que les corresponde.
Además, el desorden distrae, roba tu atención de pensamientos y tareas que valen la pena. Consume tiempo y energía y disminuye la productividad. Aunado a eso, un estudio de 2015 de la Universidad Saint Lawrence descubrió que una habitación en desorden está ligada con el mal dormir.
La carga del desorden ni siquiera termina cuando morimos. Algunas personas heredan de sus familiares montones de objetos inservibles.
Quizá te preguntes porqué las personas guardan tantas cosas, estas pueden ser algunas razones:
- Temor irracional que tienen de quedarse sin ese artículo, y que tan pronto como se deshagan de él, descubran que lo necesitan.
- Algunas personas se sienten obligadas a aferrarse al pasado.
- Por culpa o sentimientos, a algunas se les dificulta dejar ir los regalos inútiles de personas que aman o admiran. “¿Qué pasa si un día vienen y descubren que ya no lo tengo?” es un razonamiento común.
Consejos para limpiar el desorden
- Establece un plan. Puede que quieras ir habitación por habitación o centrarte en una categoría como los abrigos o los zapatos, pero evita cambiar de rumbo a mitad de camino antes de haber terminado la tarea que empezaste.
- Establece objetivos razonables en función del tiempo y la resistencia de que dispongas. Si un armario entero es demasiado intimidante, incluso una tarea tan pequeña como limpiar los artículos de un solo cajón o estante puede hacer que empieces en la dirección correcta.
- Cuando te pruebes algo que ya no te quede bien o no se vea bien, irá directamente a la bolsa de donaciones, no volverá al armario.
- Si es necesario, pide ayuda a un amigo, a un familiar o a un asesor pagado que no tenga el mismo apego a tus posesiones.
- Crea tres pilas: conservar, donar y descartar. No te equivoques en tu evaluación inicial; tira inmediatamente la pila de descartes y programa una recogida para las donaciones o llévalas a un destino que valga la pena.
- Si el desorden incluye objetos que guardas para otras personas, considera la posibilidad de darles un plazo para que los recojan, o sugiéreles que alquilen un almacén.
- Evita la reincidencia. Resístete a rellenar los espacios que has despejado con más cosas.
Con información de New York Times