Lo primero que uno podría imaginar al llegar a la junta auxiliar de La Resurrección en Puebla, es que más que asistir a su tradicional Feria de la Gordita, se tratara más bien del Festival de las Filas.
Desde la entrada al legendario pueblo, la serpenteante hilera de autos auguraba que los asistentes deberíamos armarnos con lo más resistente de nuestra paciencia. Los lugareños hacían gala de eficaces «viene-viene» para detener el tráfico y permitir que los autos entraran y salieran de sus propias cocheras que habilitaron como estacionamientos públicos.
Una vez resuelto el tema del lugar para dejar el vehículo, se encuentra con la otra parte de la cruda realidad: otra enorme fila, en este caso de gente que reservaba toda la devoción que no ocupó en la Semana Santa para ofrecerla ahora en sacrificio de la sacrosanta memela, alimento que ha sobrevivido a toda clase de modernidades, y que ahora sigue en pie de lucha contra la odiosa (e insípida) «fast-food».
Y aquí van un mundo de empujones, un puñado de tropiezos y un caudal de «con-permiso-usted-disculpe» para enterarse quién sabe cuántos metros calle adentro que el propósito de la dichosa hilera no es poner a prueba la paciencia ni hacer penitencia antes del almuerzo, ¡no señor!, se trata nada menos que del trayecto que hay que seguir para conseguir el tan ansiado pedazo de gloria en forma de tortilla con salsa. Si bien había puestos de comida en varias partes de la calle, solo en el atrio de la iglesia era donde se estaban repartiendo al por mayor las deliciosas gorditas.
En el lugar, la algarabía (y más filas, desde luego) hacían la tarde de miles de poblanos a quienes no asustó la amenaza de lluvia con tal de no perderse del sabor que bien esperaron durante tantos y tantos… metros. El mariachi amenizó la primera tanda de la fiesta, pero ya pronto se instalaría el sonido y a darle al baile, que la memela tiene que hacer digestión. Siempre con una sonrisa en el rostro y las ganas de trabajar, la gente de La Resurrección promete seguir alimentando los estómagos de los poblanos por muchas generaciones más. Que así sea.
Fotos: Agencia EsImagen