Para miles de personas en el planeta entablar una conversación con alguien que no conocemos puede convertirse en una situación incómoda y estresante. Muchos optan por no hablar y en ocasiones pierden la oportunidad de conocer a alguien realmente interesante.
En la vida y en los negocios, las conversaciones son los vehículos en donde se crean las relaciones; y las relaciones abren cualquier cantidad de puertas a lugares inesperados; no solo de negocios, sino profesionales y personales. Vale la pena tener esa conversación y te decimos cómo:
El primero consejo y quizá el más valioso: el mejor conversador es el que menos habla.
No inicies una conversación de esta manera
Nunca empieces con “¿Cómo estás?”, ni con ninguna de sus variantes: “¿Qué onda? ¿Qué pasa? ¿Cómo has estado? ¿Todo bien?”. Es una frase absolutamente inútil: tú no esperas respuesta y ellos no van a dártela. La única respuesta posible son palabras vacías como: “¡Bien, aquí, llevándola!… y tú ¿qué tal?”
Y así se da un ciclo absurdo de una conversación no existente, incómoda e insincera. En pocas palabras, es una oportunidad perdida.
NO: EL REPORTE DEL TIEMPO
“¿Cómo que va a llover, verdad?”
“Ya casi viernes, ¿eh? Ya casi…”
“No, ‘pos está difícil, está difícil…”
“Aquí chambeándole…”
El resultado es el mismo: silencios incómodos.
NO: TEMAS INCENDIARIOS
Evita temas que puedan ser controversiales o de mal gusto: política, religión, sexo. No solamente pueden resultar ofensivas, en caso de que la persona no esté de acuerdo, sino que esto puede resultar en una enemistad innecesaria o una conversación muy desagradable.
NO: COMENTARIOS INVASIVOS
No todas las personas tienen el mismo tipo de humor y de gusto; ten mucho cuidado con los comentarios personales que puedan resultar invasivos, incómodos o hasta ofensivos.
¿Comentarios sobre el peso o la edad? ¡Ni de broma! Guarda estos para las personas con las que tengas mucha confianza previa. No asumas cosas de las que no tienes certeza. Simplemente preséntate, y deja que ellos se presenten antes de que metas las cuatro patas.
SÍ: PON ATENCIÓN
Digamos que estás en la oficina de un cliente, o del director de tu empresa. ¡Abre los ojos! Quizás hay algunas fotografías, diplomas, adornos o libros visibles que puedan ser la base para un inicio prometedor.
“Veo que estudiaste en Madrid ¿Cuál fue tu experiencia?”
“Ese cuadro es espectacular ¿es de algún artista conocido?”
Ojo: no utilices la conexión para hablar de ti, sino que permite que las personas hablen de ellos. Por ejemplo, no digas:
“Veo que tiene una foto en París. Yo fui a París el año pasado y lo que más me gustó fue el museo del Louvre. Aunque un poco caro, eso sí… Bla, bla, bla. “
Mejor di:
¡Qué buena foto en París! ¿Hace cuánto estuvo allí?
De esa manera, permites que la persona tome las riendas y hable de sí misma. Entre tanto, tú mantén una atención con escucha activa, y continúa la conversación. Nada es más desesperante que hablar cuando el otro no está escuchando.
SÍ: HAZ MUCHAS PREGUNTAS
La clave de la conversación es esta: haz muchas preguntas. A las personas les gusta mucho hablar de sí mismos; de las cosas que les gustan y les interesan.
Como regla general: en cualquier conversación asegúrate de hablar un máximo del 30% del tiempo, y dejar que otros hablen el resto. Haz preguntas inteligentes y dirigidas, dependiendo del lugar y la persona; que no sean invasivas ni personales (no preguntes sobre fallecimientos, divorcios o cosas incómodas), ni tampoco preguntas cerradas (que se contestan con un SÍ o un NO, o un BIEN a secas).
Haz preguntas amables, positivas y abiertas. Por ejemplo:
Sé que te mudaste hace poco ¿qué ha sido lo más difícil de esta ciudad? ¿Qué planeas hacer en vacaciones?
Todas las personas agradecen tener alguien que los escuche. Una vez hecha la pregunta:
- Escucha atentamente
- No interrumpas
- No “ganes” con una historia mejor
- No la dejes a la mitad
- No te distraigas con tu teléfono
Si es hora de despedirse, termina con una nota en alto, y que esté relacionada con lo que acabas de escuchar:
“¡Suerte con la nueva escuela!” “¡Qué interesante, ojalá luego me platiques más!”
Tratándose de primeras conversaciones o pequeños encuentros, deja que la otra persona se lleve toda la atención y el interés. Las harás sentirse bien consigo mismas, y como resultado, buscarán tu compañía y consejo más a menudo.
Con información de Entrepreneur