Lo ocurrido ayer durante la sesión de instalación de la cámara de diputados local nos deja varias lecciones:
1.- Los priistas ya no serán los gatos del morenovallismo como lo fueron los últimos ocho años.
2.- El PVEM actúa por línea nacional y se está despegando del morenovallismo, también.
3.- Será una verdadera cena de negros la Sexagésima Legislatura porque son varios temas que se les podrá dar para atrás (dale pa’tras papá, diría Kamel Nacif), a menos que busquen una línea de acuerdo con la dirigencia nacional de Morena para frenar a los antimorenovallistas.
Ejemplos sobran: Agua para Puebla que está en la cuerda floja; habrá también una revisión exhaustiva del trabajo de la Fiscalía General del estado (FGE) porque dejó mucho que desear la actuación de Víctor Carrancá Bourguet -ahora que ya pidió licencia; un tema de lo más polémico será la discusión y aprobación de los presupuestos de egresos para el próximo ejercicio tanto del estado como de los municipios y mientras no se resuelva la impugnación de la elección estatal ante el TEPJF, la mayoría morenista puede ser la que amarre las manos a la gobernadora si es que resulta ratificada en el cargo.
Faltaría hablar de los llevados y traídos PP’S, más una larga lista que tendrá que incluir la obra pública estatal ejercida durante los últimos ocho años (Rueda de la fortuna, Ruta, Los Fuertes y un largo etcétera, etcétera y etcétera).
El Congreso del estado es quien marca qué partido es la primera fuerza en la entidad y en esta ocasión es Morena, quien desde ayer, ya tiene el control de la mesa directiva del Congreso del estado y, como cereza en el pastel, el diputado José Juan Espinosa responderá el segundo y último informe de labores del gobernador José Antonio Gali Fayad.
Ya vimos, también, que los panistas no se van a dejar, pues su líder Marcelo García Almaguer ya denunció a los morenos de antidemocráticos y dictatoriales por impedir que alguno de sus correligionarios participara en la mesa directiva. También vimos que se salieron de la sesión de la cámara de diputados en protesta. Esto se va a poner muy bueno.
Ese será el estilo y todos los ojos estarán puestos en la Legislatura local.
Los panistas no la tienen fácil y menos la gobernadora electa Martha Erika Alonso, pues lo más seguro es que le digan “No” a muchas de sus iniciativas y serán tres largos años de estirar y aflojar la cuerda entre una mandataria de un partido y una legislatura de otro. La elegancia de las buenas negociaciones y la diplomacia (si es que existe en ambas partes) serán las que triunfen en esta nueva conformación legislativa.
Lo de ayer es quizá un hito en la historia de Puebla y será un cambio de 180 grados a las formas y estilos de gobernar, pues con un congreso de oposición para Tony Gali y Martha Alonso es muy difícil avanzar.
No se trata de agarrar bandos, se trata de ver quien tiene la capacidad para sacar adelante las iniciativas de ley convenciendo a la mayoría aplastante de Morena, quien, como la mula, no era arisca y ahora ya patea.