La mayorÃa de las personas que conocen un poco la historia del siglo XX coincidirán en que la polÃtica revolucionaria de Karl Marx tiene un legado difÃcil.
Una rápida mirada a las consecuencias en la Unión Soviética, Angola y Cuba podrÃan hacerte gritar: «¡Marx no es para mÃ, gracias!».
De hecho, el pensador alemán no acertó en todo, como sus predicciones sobre el fin del capitalismo o el surgimiento de una sociedad sin clases, ideas que cada vez se ven más lejanas.
Muchas de sus teorÃas han terminado asociadas al totalitarismo, la falta de libertad y los asesinatos masivos, por lo que no es de extrañar que Marx continúe siendo una figura divisiva.
Pero hay otra faceta de Marx más humana, y algunas de sus nociones han contribuido a que el mundo sea un lugar mejor.
La teorÃa marxista también tiene aportes importantes: habló sobre un pequeño grupo de personas ultrarricas que domina la economÃa global, que el sistema capitalista es volátil y que nos asusta a todos con sus cÃclicas crisis financieras, y que la industrialización ha cambiado las relaciones humanas para siempre.
Aquà te explicamos por qué el autor de «El capital» sigue siendo relevante en el siglo XXI.
1. QuerÃa mandar a los niños a la escuela, no al trabajo
Esta es una proposición evidente para muchos. Pero en 1848, cuando Karl Marx estaba escribiendo junto a Federico Engels el «Manifiesto comunista», el trabajo infantil era la norma.
Incluso hoy en dÃa uno de cada 10 niños en el mundo está sometido a trabajo infantil, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (2016).
El hecho de que tantos menores hayan logrado pasar de la fábrica al aula tiene mucho que ver con el trabajo de Marx.
Linda Yueh, autora del libro The Great Economists: How Their Ideas Can Help Us Today («Los grandes economistas: cómo sus ideas nos pueden ayudar hoy»), dice que una de las 10 medidas del Manifiesto Comunista de Marx y Engels era la educación gratuita para todos los niños en las escuelas públicas y la abolición del trabajo infantil en las fábricas.
Marx y Engels no fueron los primeros en abogar por los derechos de los niños, pero «el marxismo contribuyó a este debate en ese periodo de fines del siglo XIX», añade Yueh.
2. QuerÃa que tuvieses tiempo libre y que tú decidieras cómo usarlo
¿Te gusta no tener que trabajar 24 horas al dÃa, los siete dÃas de la semana?
¿Y tener una pausa para el almuerzo?
¿Te gustarÃa poder jubilarte y cobrar una pensión en la vejez?
Si tu respuesta a estas preguntas es sÃ, puedes agradecérselo a Marx.
El profesor Mike Savage, de la London School of Economics, afirma: «Cuando te ves obligado a trabajar horas muy prolongadas, tu tiempo no es tuyo. Dejas de ser responsable de tu propia vida».
Marx escribió sobre cómo para sobrevivir en una sociedad capitalista la mayor parte de la gente se ve obligada a vender lo único que tiene -su trabajo- a cambio de dinero.
Según él, a menudo esta transacción es desigual, lo que puede llevar a la explotación y a la alienación: el individuo puede terminar sintiendo que ha perdido su humanidad.
Marx querÃa más para los trabajadores: deseaba que fuésemos independientes, creativos, y sobre todo, dueños de nuestro propio tiempo.
«Básicamente dice que deberÃamos vivir una vida que vaya más allá del trabajo. Una vida en la que tengamos autonomÃa, en la que podamos decidir cómo queremos vivir. Hoy en dÃa, esta es una noción con la que la mayorÃa de personas estamos de acuerdo», dice Savage.
«Marx querÃa una sociedad en la que una persona pudiese ‘cazar por la mañana, pescar después de comer, criar ganado al atardecer y criticar a la hora de la cena’, como dice la célebre cita. Él creÃa en la liberación, en la emancipación y en la necesidad de luchar contra la alienación», añade.
3. No todo gira alrededor del dinero, también necesitas estar satisfecho con tu trabajo
Tu trabajo puede ser una gran fuente de alegrÃa si «puedes verte reflejado en los objetos que has creado».
El empleo deberÃa proporcionarnos la oportunidad de ser creativos y mostrar todo lo bueno de nosotros mismos: ya sea nuestra humanidad, nuestra inteligencia o nuestras habilidades.
Pero si tienes un trabajo miserable que no encaja con tu sensibilidad, terminarás sintiéndote deprimido y aislado.
Estas no son las palabras del más reciente gurú de Silicon Valley, sino de un hombre del siglo XIX.
En uno de sus primeros libros, «Manuscritos de 1844», Marx fue uno de los primeros pensadores que relaciona la satisfacción laboral con el bienestar.
Según él, ya que pasamos tanto tiempo en el trabajo deberÃamos obtener algo de felicidad de nuestra labor.
Buscar belleza en lo que has creado o sentir orgullo por lo que produces te llevará a la satisfacción laboral que necesitas para ser feliz.
Marx observa cómo el capitalismo -en su búsqueda de eficiencia y aumento de la producción y de las ganancias- ha convertido el trabajo en algo muy especializado.
Y si lo único que haces es grabar tres surcos en un tornillo miles de veces al dÃa, durante dÃas y dÃas… pues es difÃcil sentirse feliz.
4. No soportes lo que no te gusta. ¡Cámbialo!
Si algo no funciona en tu sociedad, si sientes que hay injusticia o desigualdad, puedes armar barullo, organizarte, protestar y luchar por el cambio.
La sociedad capitalista de Reino Unido en el siglo XIX probablemente parecÃa un monolito sólido e inamovible para el trabajador sin poder.
Pero Karl Marx creÃa en la transformación y animaba a los demás a impulsarla. La idea se volvió muy popular.
Si hoy en dÃa eres uno de esos individuos que creen en el cambio social, probablemente reconozcas el poder del activismo.
La protesta organizada ha provocado un gran replanteo social en muchos paÃses: la legislación contra la discriminación racial, contra la homofobia, contra el prejuicio de clase…
Según Lewis Nielsen, uno de los organizadores del Festival del Marxismo en Londres, «necesitas una revolución para cambiar la sociedad. Asà fue cómo personas normales y corrientes lograron tener un servicio nacional de salud y una jornada laboral de ocho horas«.
Se suele decir que Marx fue un filósofo, pero Nielsen no está de acuerdo. «Eso hace a la gente pensar que lo único que hizo fue filosofar y anotar teorÃas».
«Pero si ves lo que Marx hizo con su vida verás que también fue un activista. Creó la Asociación Internacional de Trabajadores y estuvo involucrado en campañas de apoyo a trabajadores que estaban en huelga. Su grito de ‘¡Proletarios de todos los paÃses, unÃos!‘ es un verdadero llamado a las armas».
Nielsen cree que el verdadero legado de Marx es que «ahora tenemos una tradición de luchar por el cambio. Esto está basado en teorÃa marxista, aunque los que protesten no se consideren seguidores de Marx».
«¿Cómo lograron las mujeres el voto?», pregunta Nielsen. «No fue porque los hombres en el Parlamento sintieron lástima por ellas, sino porque ellas se organizaron y protestaron. ¿Cómo logramos el fin de semana sin trabajo? Porque los sindicatos se declararon en huelga para conseguirlo».
Parece que la lucha marxista como motor de la reforma social tuvo resultado. Tal y como dijo el polÃtico conservador británico Quintin Hogg en 1943: «Debemos darles reformas o ellos nos darán revolución«.
5. Marx ya lo dijo: ten cuidado cuando el Estado y las grandes empresas tienen una relación muy cercana… y vigila lo que hacen los medios
¿Qué te parecen los lazos tan estrechos que tiene el Estado con las grandes corporaciones?
¿Y que Facebook haya facilitado los datos personales de sus usuarios a una empresa que se dedicaba a influir en las intenciones de los votantes?
Estas confluencias preocupan a muchas personas y quieren examinarlas más de cerca.
Pero adivina qué: Marx, junto con su amigo y compañero ideológico Engels, hizo exactamente eso en el siglo XIX.
Obviamente no repasaron los anales de las redes sociales, pero Valeria Vegh Weis, una profesora de criminologÃa de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigadora de la Universidad de Nueva York, dice que ellos fueron los primeros en identificar estos peligros y analizarlos.
«Ellos (Marx y Engels) analizaron con mucho cuidado las redes de cooperación que existÃan en aquel entonces entre gobiernos, bancos, empresas y los agentes clave de la colonización», dice Vegh Weis.
«¿Su conclusión? Si una práctica, deplorable o no, resultaba ser buena para los negocios y para el Estado- como por ejemplo la esclavitud como medio de promover el impulso colonial- entonces la legislación serÃa favorable para dicha práctica«.
Las agudas observaciones de Marx sobre el poder de los medios de comunicación también son muy relevantes en el siglo XXI.
«Marx comprendÃa muy bien el poder que tienen los medios para influir la opinión pública. En estos dÃas hablamos mucho de las «fake news«, que es algo que Marx ya hizo en su tiempo», dice Vegh Weis.
«Estudiando los artÃculos que se publicaban llegó a la conclusión de que cuando los pobres cometÃan delitos, aunque fuesen menores, salÃan mucho más en la prensa que los escándalos polÃticos o los crÃmenes de las clases altas», precisa la experta.
La prensa era también un vehÃculo útil para dividir a la sociedad.
«Al decir que los irlandeses estaban robando trabajos a los ingleses, o al enfrentar negros contra blancos, hombres contra mujeres o inmigrantes contra locales, conseguÃan que los sectores más pobres de la sociedad luchasen entre ellos. Y mientras tanto nadie controlaba a los poderosos», añade Vegh Weis.
Y otra cosa… el marxismo en realidad vino antes que el capitalismo.
Puede que esta sea una declaración un poco descarada, pero considera esto: antes de que la gente realmente conociera el capitalismo ya habÃa leÃdo sobre Marx.
La experta Linda Yueh dice que el término capitalismo no fue acuñado por Adam Smith, considerado un pionero de la economÃa.
Se piensa que el término se originó por primera vez en 1854 en una novela de William Makepeace Thackeray, autor de «Vanity Fair».
«Thackeray usó el término capitalista para denotar un «dueño de capital«, explica Yueh.
«Asà que puede que fuese Marx quien utilizase esta palabra por primera vez en su sentido económico en Das Kapital en 1867. Desde entonces se ha empleado como antónimo de marxismo. En cierto sentido, el marxismo vino antes que el capitalismo».
(Con información de BBC Mundo)