Mucho se ha hablado en las últimas semanas sobre el hecho de que la música de Queen superó en número de reproducciones en los sistemas de streaming a los principales éxitos del reggaetón y demás géneros comerciales. Aunque el dato resulta esperanzador, no deja de llamar la atención que haya sido necesaria una mega campaña publicitaria apoyando a una mega producción cinematográfica para que el gran público haya volteado a escuchar a una banda que lleva décadas siendo inmensamente popular y que seguramente está entre las que más fácilmente se pueden acceder.
El fenómeno finalmente representa el escaso poder de decisión que tenemos como público. Normalmente la gente escucha lo que le ponen repetitivamente en los medios diciéndole que es bueno, pero no existe un esfuerzo individual en la mayoría de los casos para mejorar nuestra capacidad de apreciación y de análisis y finalmente formar un gusto personal independiente.
Si esta situación se limitara simplemente a la música, tal vez no pasaría de ser una anécdota. El problema realmente empieza cuando la misma actitud pasiva la tomamos como sociedad ante decisiones mucho más importantes de orden político o social.
La oportunidad de tener un espacio en el que se puedan presentar opciones diferentes al público incluye el compromiso de ayudarlo a pensar, a conocer que existen cosas distintas que vale la pena apreciar e investigar por nuestra cuenta. Posiblemente a través de este modelo se puedan reproducir las circunstancias en situaciones donde nuestra decisión individual es importante y que para tomarla debamos estar realmente informados. Puede ser una pequeña aportación a la sociedad, pero seguramente ayuda más que no hacer nada.
* * *
La Recomendación de la Semana: There’s a Light (Alemania) – A Long Lost Silence (2018).