Antonia Laborde | El País | Foto: Richard Drew
Jennifer Araoz, una de las presuntas víctimas del pedófilo Jeffrey Epstein, ha presentado este miércoles una demanda contra el patrimonio y los cómplices del difunto millonario. Araoz, quien dice haber sido violada por Epstein cuando tenía 15 años, es una de las decenas de personas que se ha amparado de la recién estrenada Ley de Víctimas de Abuso Sexual Infantil en Nueva York. La nueva normativa estatal permite, entre otras cosas, que durante un año las víctimas, da igual su edad, puedan presentar una demanda de abuso sexual contra un presunto criminal. La reforma legislativa busca “garantizar que los perpetradores rindan cuentas por sus acciones, independientemente de cuándo ocurrió el delito”, afirmó este miércoles el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo.
El Estado se ha preparado para recibir más de mil demandas. Los tribunales han asignado 45 jueces exclusivamente para manejar casos de la ley de víctimas infantiles, que se aprobó a comienzos de este año, pero entró en vigor este miércoles. En su jornada de estreno, más de 85 personas presentaron a primera hora demandas contra la Iglesia católica, según los registros de la Corte Suprema neoyorquina. La mayoría acusó a sacerdotes de haber abusado sexualmente de ellos cuando eran niños y también a sus encubridores. La archidiócesis Nueva York ha dicho en un comunicado que preveía nuevas demandas con la reforma legislativa. Además, ha afirmado que continuará invitando a las víctimas a formar parte de un programa de compensación creado en 2016 para las víctimas de abusos sexuales por parte del clero. Hasta la fecha, la archidiócesis ha pagado más de 66 millones dólares (más de 59 millones de euros) a 335 víctimas, según Reuters.
Después de que expire “la ventana retrospectiva” de un año, las víctimas podrán demandar en tribunales civiles ante un juez a los presuntos abusadores hasta que cumplan 55 años. Anteriormente, los afectados podían hacerlo hasta los 23. Las causas civiles suelen acabar en compensación económica. Por su parte, los fiscales podrán presentar cargos penales —que pueden derivar en penas de cárcel— ante un jurado hasta que la víctima tenga 28 años frente a los 23 en los que hasta ahora estaba el límite. “La aprobación de esta normativa les está diciendo a los supervivientes como yo que nuestras historias son importantes para nuestro Gobierno y que contamos a los ojos de la ley”, ha dicho el pasado martes en Times Square la diputada demócrata Yuh-line Niou, una de las precursoras de la iniciativa, que fue víctima de abusos cuando era menor de edad. Alessandra Biaggi, senadora demócrata por el Bronx, ha añadido visiblemente emocionada sobre su traumática experiencia de abuso: “Pensé que me llevaría esta historia a la tumba”.
En España, las organizaciones de infancia también reclaman que se amplíe el plazo de prescripción de estos delitos. Ahora el tiempo comienza a correr cuando la víctima cumple 18. En los casos más graves, la caducidad alcanza los 15 años, es decir, que como máximo el afectado puede denunciar hasta los 33. El Gobierno prepara una reforma legal que hará que el contador se active cuando la víctima cumpla 30, algo que daría más opciones de buscar justicia a quienes sufrieron abusos en la niñez, ya que suelen tardar en procesar lo ocurrido.
El bufete de abogados Weitz & Luxenberg anunció el pasado martes que presentarán más de 400 casos en las próximas semanas contra organizaciones religiosas, escuelas, hospitales y otros organismos de la ciudad de Nueva York. “Las instituciones y las escuelas han estado cubriendo [los abusos] durante décadas, ahora se acabó”, ha advertido Jonathan Sedgh, abogado de Weitz, en una rueda de prensa en Manhattan. En todo el país, la firma dijo que representan a más de 1.200 presuntas víctimas de abuso sexual infantil. Los demandantes van desde adolescentes hasta ancianos mayores de 90 años.
Araoz publicó este miércoles una carta abierta en The New York Times invitando a las víctimas a demandar a sus abusadores. “Estoy enfadada porque [Epstein] no tendrá que responderme personalmente en el tribunal. Pero mi búsqueda de justicia comienza ahora”, escribió. En el texto, cuenta cómo, cuando era una adolescente, un extraño se le acercó a las puertas de la escuela de artes escénicas donde estudiaba teatro musical y le habló de un filántropo que la podría ayudar. Ella, que acababa de perder a su padre y comía gracias a cupones de alimentos, accedió a visitar al millonario. Durante los primeros encuentros, solo charlaron y él le daba 300 dólares al final de la reunión. Después, Epstein le pidió masajes, lo que derivó en masturbación y tocamientos. Esa dinámica duró un poco menos de un año, una o dos veces por semana. Un día, le pidió que se quitara la ropa y se colocara sobre él. “Cuando dije que no, se puso más agresivo, me abrazó con fuerza y me violó”. Para Araoz, que durante años sufrió “vergüenza” y “ansiedad”, la ley de víctimas infantiles “finalmente ofrece un contrapeso” al poder del abusador.