Cuando planeábamos armar la edición de Revista 360º Instrucciones para vivir en Puebla no sabíamos por dónde. Habíamos determinado que en esta ocasión no llevaríamos políticos haciendo promoción, porque las últimas experiencias no habían sido muy buenas, y porque a veces se confunde la información con la promoción, los datos con la “administración de reputaciones”.
Nosotros no jugamos a eso, nos interesa que la gente conozca a sus políticos en todas sus facetas, pero cuando una revista se convierte en una agencia de publicidad se pierde el sentido, se vuelve aburrido, tedioso, porque los propios políticos no se dejan llevar, se quejan de López Obrador porque dicen que es un político de los setenta, pero los del PAN y del PRI son exactamente iguales, pierden su originalidad y posan ante cámaras tratando de ser perfectos.
Además, para eso ya hay otras publicaciones donde presentan al político del año o a la mujer emprendedora que aspira a un puesto de elección popular.
Pero regresemos al hilo de la historia: estábamos planeando el número de la revista cuando apareció en pantalla un menor de edad que fue abusado sexualmente por un diputado federal de Morena. Unos días antes vimos cómo un candidato del PAN a la alcaldía de Puebla se ponía el chaleco rojo del PRI y vitoreaba con aquellos que tanto criticó.
Vimos el caso de un candidato de Guerrero que fue denunciado penalmente por violación y acoso sexual, otro en Zacatecas que le tocaba las nalgas a una de sus correligionarias en público, y en Nuevo León un aspirante que probablemente gane la gubernatura que regañaba a su esposa por mostrar las piernas en un Zoom que tenía con el candidato.
Abrimos internet y nos topamos con listas y listas de personajes que si no estaban envueltas en escándalos, estaban denunciadas por fraude, falsificación de documentos, títulos apócrifos de la universidad y un largo etcétera que terminaba con acusaciones de violación y acoso sexual.
Nos dimos cuenta de que es necesario llevar a estos personajes y crear un muro de la ignominia, porque muchos de ellos llegarán al poder y no les ocurrirá nada, y ya son tan cínicos que honestamente les vale lo que se les diga, lo que se opine de ellos.
No es que nos desgarremos las vestiduras, vivimos en México, pero por eso mismo quisimos mostrar quiénes son algunos de todos los que contienden por un cargo y que, lamentablemente, son protegidos por autoridades y partidos políticos.
No sabemos si es porque compraron el silencio de sus correligionarios, pero si no se presentan, si no decimos nada, si dejamos que actúen así como así, haremos una práctica común para que continúen delinquiendo y que no pase nada.
No estamos hablando de que los detuvieron en un alcoholímetro o que sobornaron a un agente vial o se pasaron un alto, tampoco hablamos de que tengan palancas para algún trámite sencillo en gobierno, estamos hablando de delitos graves que deben ser sancionados.
Hablamos de personajes como Alfredo Adame, que todo lo arregla a mentadas de madre y ofensas y que probablemente sea un violentador; estamos tratando el tema de personajes ligados al crimen organizado, que se han enriquecido inexplicablemente.
No es un número que a muchos les agrade, porque nos pusimos oscuros, pero esta es la realidad que tenemos y que debemos atacar, ya que si este es el presente, no sabemos cómo venga el futuro, así que no nos queda más que decir que si se encuentra a un político en la calle, cuídese la cartera.