Existen personas que llegan a nuestra vida para quedarse y otras simplemente las dejamos pasar. A cierta edad y después de varios tropezones, uno aprende a identificar y a seleccionar a las personas que queremos que estén en nuestro círculo cercano. Al mismo tiempo somos diplomáticos y convivimos muy de lejos con aquellas que viven fregando al prójimo.
La psiquiatra Marian Rojas Estapé dice que vivimos en modo estrés y en estado de alerta y que esto activa el cortisol. La llamada hormona del estrés nos sirve para afrontar retos, pero si la generamos continuamente, nos intoxica y nos altera desde el estado de ánimo hasta la salud de la piel.
Cuando esto ocurre nos conviene más que nunca energía positiva, y esta es la que nos transmite una «persona vitamina». Así califica Rojas a la persona buena vibra, la que nos apoyan, la que nos inspira, la que nos anima, la que nos transmite confianza, la que saca lo mejor de nosotros mismos.
Y así como el estrés pulsa el botón del cortisol, las personas vitamina abren las puertas de una sustancia que nos hace sentir bien: la oxitocina u hormona del amor. Hasta hace poco se le asociaba al parto y en la lactancia, pero los últimos estudios científicos aseguran que aparece como protagonista en otras escenas de nuestra película vital.
Encontramos oxitocina en:
-En aquel abrazo intensa que nos dibuja una sonrisa desde el primer segundo.
-En esa mirada de confianza que nos lanzan en una reunión cuando nos encontramos en un atasco mental.
-En aquella frase de ánimo que alguien nos dice justo cuando nos sentimos aislados de todo y todos.
-Cuando mantenemos relaciones sexuales, porque tiene un papel destacado en la erección masculina y la excitación femenina.
Toda esta información lo explica Rojas Estapé en su último libro. Se titula, “Encuentra tu persona vitamina” y, a partir de conceptos, casos clínicos y reflexiones personales, se adentra en el fascinante y complejo mundo de las relaciones entre personas. Encontrar a tu persona vitamina también da respuesta a preguntas como por qué hay gente pegada a relaciones complicadas o si la educación que hemos recibido influye en las parejas que elegimos.
Para acercarse lo máximo posible a las personas vitamina, Rojas nos recomienda evitar o aprender a gestionar las que precisamente no lo son en absoluto. La autora no les llama personas tóxicas porque dice que lo que es tóxico no son ellas sino el efecto que nos producen. Y su guía para identificarlas es esta.
Las personas que no nos convienen:
-La persona egoísta. Hace sólo lo que quiere ella. Rojas la define como la «yo, mi, me, conmigo».
– La negativa. Es la queja personificada.
– La envidiosa. Es aquella persona que sufre cuando a otra le van bien las cosas y necesita criticarla y humillarla.
– La víctima. Su vida es un auténtico drama y siempre tiene una excusa para todo. Y la culpa, evidentemente, siempre la tienen los demás.
– La amargada. Tiene la capacidad de apagar nuestra luz, dice Rojas, en cuestión de minutos.
– La persona que juzga. Opina sobre cualquier cosa que tiene que ver contigo y con tu vida.
– La que critica. Siempre tiene una palabra negativa para quien no está presente.
– La manipuladora. Suele tener muchísima memoria y tiene una enorme influencia sobre nosotros.
– La dependiente. Es aquella que siente que necesita tanto otra persona que lo acaba esclavizando y negándole su propio espacio.
– La persona “put drama in your life”. Rojas dice que este perfil de persona si no tiene un drama se lo inventa.
– Y, finalmente, la persona con trastorno límite de la personalidad. Viven las emociones y las situaciones al límite.
Con información de La Vanguardia