Ricarnage Loranca y Campos | Foto: Paulo Yolatl
Realizando el habitual surfing por las redes y la nube me encontré con un contenido maravilloso, una perla del periodismo moderno digno de un Premio Pulitzer, una noticia que versaba sobre una posesión demoníaca dentro del Congreso del Estado de Puebla.
Mis ojos no daban crédito para lo que estaba a punto de leer, no señores y señoras, la fuente no era “Diario Cambio”, “El Deforma”, ni “Sopitas”, vaya ni “SDP Noticias”, mucho menos venía de la imaginación inagotable y pluma aguerrida de Carlos Trejo. Fue Sexenio quien dio sentido a mi semana.
“Posesión demoníaca en el Congreso de Puebla” se podía leer en dicho contenido, sin duda un caso para Ed y Lorraine Warren.
Inmediatamente me dispuse a investigar quien había redactado tal pieza para la posteridad, un texto ancora, piedra angular para los anales del periodismo poblano, pero para mi sorpresa no había un firmante. ¿Cómo dicha obra no estaba firmada?.
Una pista debajo de la fotografía que vestía la nota dio luz de esperanza, quien firmaba la foto era el autor de dicha maravilla.
“Fue algo increíble, se estiraba bien feo, su mirada estaba perdida y el cuello se le empezó a hinchar y se puso hasta morada como si alguien la estuviera ahorcando, estaba en el piso y por ratos lloraba, se desmayaba y cuando regresaba gritaba muy fuerte”, fragmento de la nota.
Ve aquí la nota completa: http://www.sexenio.com.mx/aplicaciones/articulo/default.aspx?Id=282844
Vamos a dejar el cotorreo un rato para ponernos serios. Sin duda alguna la vorágine de noticias que se presenta de manera continua, diaria e inmediata en las redes sociales ha modificado la forma de consumir noticias. Las lecturas se vuelven efímeras y la comprensión de éstas es casi nula.
Los contenidos consumidos ya no son noticiosos, profesionales, o trascendentales, ahora se consumen chismes, fake news, noticias amarillistas, viscerales y subjetivas. Leer en un encabezado “Posesión demoníaca en el Congreso de Puebla” es un ejemplo de lo dicho con anterioridad, sobretodo si viene de un medio “serio” como lo es Sexenio.
Si bien es cierto que los testigos de los hechos pudieron asegurar que lo observado fue una “posesión demoníaca”, el periodista siendo responsable, debería titular su nota de otra forma, nosotros proponemos: “Mujer sufre crisis en pleno Congreso de Puebla, testigos aseguran que fue un acto paranormal”.
Todo por un like, clic o alcance
Naturalmente el objetivo de este encabezado es llamar la atención para provocar así la acción de dar clic y subir los números del medio; cuando en realidad el objetivo de la nota debería ser informar sobre la crisis que una mujer, trabajadora del Congreso del Estado de Puebla, sufrió dentro de dicho edificio. Si los testigos aseguraron que fue una posesión debería ser un comentario secundario.
“La joven mujer comenzó a estirarse y a gritar desgarradoramente por momentos, fue en ese instante que comenzaron a rezar pensando que un espíritu maligno trataba de poseerla, hasta que lograron así tranquilizarla”, fragmento de la nota.
Encontramos pues oportunismo puro y duro. Un esfuerzo periodístico que termina siendo risible, tal vez viral, y una fuente inagotable de bromas. Basta con darle un ojo a las redes sociales, en específico al twitter del autor de la nota.
El manejo de información dentro de dicha nota está mal por donde se vea. Quien suscribe no quiere pasar por verdugo, iniciar una quema de brujas, ni mucho menos señalar a una persona en específico. El objetivo de este texto es evidenciar la falta de calidad dentro de los contenidos modernos, hablar sobre la subjetividad del periodismo local y crear conciencia sobre las formas en las que se consumen las noticias.
Para culminar debemos hablar de la responsabilidad de las audiencias. No podemos dejar de lado el hecho de que el consumidor es responsable, en gran manera, de la creación, divulgación y esparcimiento de estos contenidos.
Como audiencia debemos ser más críticos, leer entre líneas, y no digerir cualquier basura como si fuera un contenido periodístico.