Por Fredo Godínez
Este año se cumplieron 500 años de la caída de Tenochtitlán que el gobierno de la 4T, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, ha querido llamar como: 500 años de resistencia indígena. En esta especie de reconstrucción del discurso histórico oficial, han querido vendernos una idea: México ya era país antes de la llegada de los españoles. Nada más maniqueo que eso.
Bajo este contexto es que se agradecen las publicaciones de libros como: El mundo prehispánico para gente con prisa del divulgador histórico: Enrique Ortiz (Editorial Planeta, 2021), mejor conocido -en Twitter- como: Tlatoani Cuauhtémoc.
Dicho libro es un tour rápido, pero conciso por los temas más esenciales que ayudarán al lector a comprender de forma amplia: el qué, cómo y por qué de nuestro pasado prehispánico. Es por decirlo de otra forma, un paseo por lo exotérico y esotérico de nuestro pasado prehispánico. Para ello, el autor ha divido el recorrido en tres momentos: La Fundación (Tenochtitlan), El Día y La Noche.
El Día agrupa diversos capítulos sobre los usos, las costumbres, los dioses, los mitos fundacionales y algunos rituales muy tradicionales, y quizá un poco más del dominio público o de algunos conceptos que -en algún momento de nuestros procesos educativos- ya hemos escuchado. Por ejemplo, en el capítulo El día de un tenochca encontramos este pasaje:
“…Luego de haberse vestido, seguramente se dirigía al pequeño altar familiar, colocado en algún rincón de la casa.
En el altar se encontraban las representaciones de cerámica de los abuelos y ancestros fallecidos, así como de las deidades protectoras de la familia y el barrio”.
Mientras que La Noche contiene capítulos sobre mitos (un poco más oscuros), ritos mortuorios, las guerras, los sacrificios y rituales canibalísticos, las conquistas de otros pueblos y sus posturas sobre temas controversiales como: prostitución, práctica de la sexualidad e identidad sexual. Del capítulo Oro y turquesas: la entronización del Huy Tlahtoani; extraigo el siguiente fragmento:
“Concluidos los cuatro días de bailes, cantos y comidas que duraban estas fiestas, toda la población se reunía en el recinto ceremonial de Tenochtitlan para ser testigos del sacrificio de los prisioneros obtenidos durante la guerra de confirmación.
En ocasiones, los gobernantes enemigos tenían que observar cómo sus propios guerreros capturados eran sacrificados por la grandeza de Huitzilopochtli y del nuevo Huey Tlahtoani, que era su enemigo.”
El mundo prehispánico para gente con prisa es un libro necesario para todo aquél que busque entender y comprender una de nuestras herencias ancestrales y que mezcladas con lo español y lo africano, nos definieron y convirtieron en el país que seríamos: México; después de la Consumación de la Independencia. Antes de eso éramos la Nueva España: una colonia en el continente americano de España; y mucho antes el territorio fue casa de diversas culturas o pueblos prehispánicos, donde aquellos que fueron contemporáneos al pueblo mexica tenían dos opciones: ser aliados o ser un pueblo oprimido y, por ende, enemigo; mismo que se veía muy disminuido por los mexicas, por ello, no debe extrañar a nadie que se hayan aliado con los españoles para derrocar al pueblo que los tenía subyugados.
Un libro muy recomendable para estos tiempos y que le ayudará a entender una máxima: la Historia es para conocerse, comprenderse y entenderse en su contexto, y no para juzgarse con nuestro contexto y visión.
Acérquese al libro y saque su propia conclusión. Al final es la más importante.