Así como están las cosas, ¿de verdad vale la pena pelear por el Comité Municipal del PAN?
La respuesta corta: no.
La larga: tampoco.
La Organización Nacional El Yunque —esa vieja maquinaria ultraconservadora que durante años infiltró partidos, universidades y algunos despachos de gobierno o medios de comunicación— ya no pelea por banderas ideológicas.
Hoy le interesa otra cosa: los negocios.
Universidades, hospitales, colegios privados y plataformas como Parkimóvil son su nuevo frente. Empresas funcionales, rentables y silenciosas, como debe ser. Parkimóvil, por ejemplo, fue creada por Carlos Anaya Rodríguez y su familia. No es ideología, es tecnología y facturación.
Y mientras unos se pelean por las sobras de Acción Nacional, los verdaderos operadores de la ultraderecha ya cambiaron de carril. Se ha dicho, por ejemplo, que Patricio Slim Domit —sí, el hijo del magnate— es uno de los nuevos padrinos de estas redes conservadoras.
¿Les suena la película Sound of Freedom? La produjo Eduardo Verástegui, vocero oficial de El Yunque en México y rostro de la CPAC (esa conferencia conservadora que copia el manual de Donald Trump). Pues bien, en esa producción también aparece Patrick Slim, quien ha financiado movimientos antiaborto y otras causas “provida”.
¿En serio alguien cree que esa gente poderosa está preocupada por si Mike Méndez o Lupita Arrubarrena se quedan con el Comité Municipal del PAN?
No se rían. En serio. No.
¿Creen que al patronato de la UPAEP le desvela si Manuel Herrera regresa a escena o si el fantasma de Jesús Zaldívar vuelve a rondar el PAN? No. Están más ocupados en conservar sus rankings académicos que en las tribulaciones de Acción Nacional.
Y si Eduardo Rivera no puede comprobar mil cien millones de pesos de su gestión municipal, que corra por el parque del Ajolote o la laguna de Chapulco, que desayune tamales y que grite lo que quiera. A los poderes fácticos ya no les interesa.
Tampoco les quita el sueño la vida privada del diputado Marcos Castro ni sus escándalos virales.
Los ultraderechistas están enfocados en reorganizarse, hacer negocios con el partido en el poder y reforzar alianzas con VOX en España, con los asesores de Trump y con redes religiosas en América Latina.
Lo demás es puro ruido.
Incluso están invirtiendo en entender la inteligencia artificial.
Sí: cómo usarla, cómo regularla, cómo aprovecharla para hacer más eficientes sus negocios o controlar mejor sus entornos. Están en eso, no en si Adán Domínguez se sube a bailar en el palenque con sombrero prestado.
Lo que ocurra en el Comité Municipal del PAN es asunto de tribu, no de nación. Es guerra de egos con presupuesto escaso. Al ciudadano de a pie no le importa. Y a los grupos de poder, menos.
El algoritmo del poder ya cambió desde hace años. Y si algunos panistas todavía sueñan con recuperar espacios en 2027, deberían ir despertando. Morena no se cae fácil. A menos que ocurra un cataclismo económico.
Y si su plan es para 2027 es rezarle a San Juditas para lograr ese fin… están perdidos.
Y mientras tanto, en otro frente… “No me rajo y no me rajo”: Andrés Villegas
El diputado morenista Andrés Villegas Mendoza denunció haber sido amenazado por un presunto comando del Cártel Jalisco Nueva Generación. El video circuló en redes sociales y fue claro: lo quieren callado. ¿La razón? Presentó una iniciativa para que la policía estatal se capacite no sólo en prevención, sino en investigación.
Villegas cometió el pecado de querer profesionalizar a las fuerzas de seguridad. Y le respondieron con advertencias, pero no se dobló. Recibió el respaldo del gobierno estatal y dejó claro que no va a dar marcha atrás.