Por Ricardo Loranca y Campos
Hoy en día, escuchar una canción que no tenga influencias de algún otro género, personaje o cultura es prácticamente imposible. Para ejemplificar, podemos hablar del género, sumamente reciente, denominado por quien escribe como “electro chamanismo”.
Diferentes representantes del movimiento han expandido una nueva expresión musical que se basa en fusionar los ritmos, músicas y conceptos de diferentes comunidades originarias de América Latina con atmósferas y recursos electrónicos.
El Búho, Chancha Vía Circuito, Nicola Cruz y Nación Ekeko son algunos de los representantes de dicha movida.
El resultado: composiciones llenas de armonía, con un sentido de orgullo por lo original, el folclor y las enseñanzas ancestrales de las comunidades precolombinas en América.
Rica en cultura musical, la parte latina de nuestro continente es un referente mundial de la música vernácula, fuente inagotable de argumentos, recursos y sabiduría ancestral que son adaptados a la modernidad musical por gente como Nación Ekeko.
Para profundizar un poco en el tema, nos acercamos al argentino Diego Pérez, mejor conocido en la escena como “Nación Ekeko”, quien nos habló sobre dicho género, apropiación cultural, la música de integración y su siguiente visita a Puebla.
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Diego Pérez inicia la charla hablando en específico del género que él denomina como “música de integración”, “a este género, sobre todo lo que vengo haciendo yo, le llamo música de integración”.
Desde el año 2001 me decidí a trabajar con comunidades originarias de Argentina primero y después de América Latina. Viajar a las comunidades, aprender de su música, su cultura. Después comienzo una especie de integración musical tomando elementos de lo aprendido y mezclándolo con elementos electrónicos, instrumentos orgánicos y generando esta simbiosis”.
Diego Pérez nos asegura que adoptó este proceso creativo para que “de alguna manera pueda sentirme representado como argentino/latinoamericano teniendo en cuenta que somos una gran nación pluricultural donde conviven muchas ideas y sobretodo culturas indígenas que fueron tapadas y pisoteadas históricamente con las colonizaciones”.
Creo, hay varios referentes que se mueven por el mundo; están haciendo este tipo de música o algo relacionado”.
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De la apropiación cultural es difícil hablar, un tema complicado que causa escozor en algunos puristas. Podemos mencionar el caso específico de la española Rosalía, quien ha sido muy criticada por apropiarse de los elementos de la música flamenca.
Nación Ekeko asegura que es un tópico difícil de tratar, “es muy particular, depende de cada situación, es difícil hablar de la apropiación, es una palabra de colonizadores. En todo caso podría existir cuando se toma algo como parte de una moda pasajera y no se profundiza. En mi caso no lo veo así porque llevo 20 años trabajando con comunidad, no es moda”.
Tiene que ver con cada caso, en nuestro caso, como latinos, las culturas que conviven y que son preexistentes a las colonizaciones son parte fundamental del lugar donde vivimos, de este gran continente, es parte de la identidad poder aprender de estas culturas. No podemos desprendernos de esto”.
Diego Pérez continúa, “la diferencia es que con Nación Ekeko tomo la influencias de estas culturas que no tienen el poder mediático como para llegar a todo mundo, por eso hay que ir a conocerlas, siempre mediante el respeto, la charla y el intercambio cultural. Es aprender para poder incorporarlo y transmitir mediante la música. Generar música nueva, que sí tiene influencia de estos pueblos, pero no es netamente la música folclórica de estas comunidades originarias, no hay nadie mejor que ellos para hacerla”.
Yo me acerco a poetas, referentes de las comunidades para aprender ritmos, música, cultura y su forma de ver el mundo y tratar de una forma subjetiva de incluir estos aprendizajes, colores, dentro de mi música”.
A la pregunta ¿es correcto adoptar ritmos, conceptos y cultura indígena para llegar al éxito?, Diego responde sin titubear, “creo que no hablamos de algo utilitario, no es tan práctico, en la cultura hay muchas aristas y eso no es algo plano, es algo íntegro. Creo que una de las cosas suceden por la apertura, sobretodo la de las comunidades que nos cuentan y comparten su riqueza, sin esta apertura no podríamos incluir esta influencia en nuestra música, es bueno mostrar que las comunidades son ricas en cultura, no confundir riqueza monetaria con riqueza cultural”.
Al cuestionar al argentino sobre la utilidad que esta música le puede dar a las comunidades originarias, el productor responde, “se cree que los indígenas son pobres, se generaliza, se piensa que sólo debemos apoyarles con comida, ropa, pero no se les escucha, no se sabe cómo es su cultura. De golpe te acercas a esta riqueza ancestral y te das cuenta que hay montones de formas de ver el mundo que nosotros no conocemos. Infinidad de universos que son profundos, interesantes, ricos”.
A través de esta música estamos diciendo que estas culturas fueron empobrecidas económicamente, lo que no significa que sean pobres culturalmente”.
¿Cómo lograr la congruencia entre el mensaje de tu música y tu vida día a día?
Es lo más difícil, siempre. Este trabajo que vengo haciendo más allá de lo musical , me viene transformado como persona, muy de apoco. Un proceso de aprendizaje en el cual me voy dando cuenta de muchas cosas que me han cambiando el sentido de lo que es hacer música”.
Durante años de carrera Diego Pérez entendió que los escenarios no se tratan de acaparar la atención en un elemento único, el músico. “Antes de conocer a las comunidades pensaba que subir a un escenario era mostrar las virtudes propias y las destrezas musicales, hoy en día me siento más emparentado en el compartir, con el encuentro, la celebración, la ceremonia, con la escucha del publico que es parte de dicha ceremonia, no un ente pasivo sino algo que forma parte del momento”.
Hay que pensar los shows de una manera comunitaria en la que todos somos partes, todos hacemos que cada ceremonia musical tenga sus características particulares”.
Sobre nuestro país y su amplia oferta cultural, Nación Ekeko asegura que “hay una riqueza gigantesca, para mí es un lugar del cual aprendo mucho. Tuve la oportunidad de estar en algunas comunidades en Oaxaca, otras cerca de Ciudad de México, pasé por la Universidad de la Tierra en San Cristóbal”.
Mi primer disco inicia con una poesía de Atahualpa Yupanqui y termina en México con una poesía zapatista que yo la transformé en una canción que se llama El árbol de la vida”.
Para concluir la charla, Diego nos comenta que su proceso creativo no es nada vertiginoso, no es una carrera ni mucho menos, “me interesa mucho aprender de las comunidades mexicanas, lo haré de a poco. Las cosas me las tomo con calma, no quiero esta avidez del mercado de tomar y hacer las cosas rápido. Ahora vuelvo por tercera vez a México”.
Por cierto, la comida mexicana me vuelve loco”.