De todas las formas de ejercicio del poder que existen, ninguna es más bella, compleja y apasionante que la realizada por este hombre. El maestro Fernando Lozano es una leyenda viva de la música y, para fortuna de los poblanos, es el director artístico de nuestra Filarmónica 5 de mayo. Revista 360º – Instrucciones para vivir en Puebla realizó un perfil de este interesante personaje que, en más de medio siglo de dirigir orquestas, ha tenido una relación muy estrecha con el poder.
La primera vez que empuñó una batuta tenía apenas 21 años. Corría el año de 1961 y el joven Fernando ya tenía en sus manos la responsabilidad de hacer trabajar una máquina de sonido de más de 70 individuos. Más de cinco años antes de ello, había compartido tiempo, amistad y enseñanzas en el Conservatorio Nacional de Música con dos jóvenes tan inquietos como él: Plácido Domingo y Eduardo Mata. Plácido pronto iniciaría una meteórica carrera como tenor internacional; Eduardo se convertiría en uno de los mejores directores mexicanos del siglo XX, pero un trágico avionazo en 1995 acabaría con su vida y su carrera. Fernando, por su parte, además de dirigir tenía otra intención muy clara y aún más noble: formar músicos. La vida, por lo tanto, le tendría deparadas muchas victorias y decepciones y, en medio de todo ello, una peculiar relación con el mundo del poder.
– ¿Cómo entiende el poder un director de orquesta?
– El poder del director de orquesta hay que ganárselo, y tiene que ver con muchas cosas: desde cómo te paras, cómo caminas, cómo hablas, y desde luego cómo diriges. Los músicos deben creer en el director, pero es tarea del mismo director ganarse esa confianza. Ahora bien, la labor del director no nada más abarca la parte meramente musical, también se trata de involucrarse en cuestiones administrativas. Los directores de las grandes orquestas sinfónicas del mundo se reúnen con el consejo administrativo una sola vez al año; aquí con la Filarmónica hay ocasiones en que me he tenido que reunir con el consejo hasta dos veces en un solo día, ¿por qué?, porque se trata de una orquesta joven, que sigue formando una plantilla no nada más de buenos músicos sino también de gente que sepa velar por los intereses de éstos. Finalmente, esta parte administrativa junto conmigo, somos los encargados de hacer que las autoridades no pierdan el interés en lo que hacemos, que vean que les damos resultados y que a ellos les toca seguir cooperando para que esto siga en pie.
En 1978 fundó uno de los grandes proyectos de su vida: la Filarmónica de la Ciudad de México. Corría el sexenio de José López Portillo y las condiciones le fueron favorables para echar a andar esta nueva agrupación. Pero no todo se quedaría ahí: en las décadas de los 80 y 90, su labor como fundador del Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Infantiles permitió a muchos niños iniciar una prolífica carrera en el mundo de la música sinfónica. Por si todo lo anterior fuera poco, fue un incansable viajero que pisó los mejores escenarios de Europa, América del Sur, Estados Unidos y Canadá, y en los albores del nuevo milenio le fue ofrecida la dirección de la Sinfónica de Xalapa y, al terminar en esta, la Filarmónica 5 de mayo.
– ¿Cómo se da la relación entre el mundo de la música y el de la política?
– Un director, en conjunto con la orquesta que encabeza, es responsable de llevar una imagen más allá su escenario cotidiano, que en nuestro caso sería el Auditorio de la Reforma. Puedo decirte que nosotros hemos ido a tocar a reclusorios, porque los reos también tienen derecho de escuchar buena música. Hemos ido a muchos municipios del interior del estado, a los “pueblos mágicos” y a los “no mágicos”, todos son importantes para nosotros. Y desde luego hemos tenido presentaciones fuera del estado, en Zacatecas, Guanajuato, el Palacio de Bellas Artes, la Sala Nezahualcóyotl. En todos los lugares que pisamos, nosotros no nada más llevamos la música per se, también somos embajadores de la imagen de Puebla. La gente que le aplaude a la Filarmónica 5 de mayo le aplaude a toda Puebla, y en ese sentido es muy importante el papel de los políticos. En la vida pública ellos se encargan del dinero, de las decisiones importantes, y es imprescindible que nosotros figuremos dentro de esas decisiones. La orquesta, entonces, tiene también un papel político; un caso muy concreto es el 5 de mayo, que tanto festejamos y con mucha razón. Ahí siempre nos hacemos presentes, y más desde hace cuatro años que le encargamos a Venus Rey Jr. la composición de la Sinfonía 5 de mayo. Esa fue una forma de decirle a los políticos “nosotros también sabemos aportar cosas buenas al festejo, esta es nuestra forma de hacerlo, entonces no dejen de apoyarnos”. Otro ejemplo claro fue el 31 de diciembre pasado, cuando el gobernador quiso que tocáramos a las 10:00 de la noche en la Plaza de la Victoria, con motivo de los festejos del año nuevo. Evidentemente a nadie le agrada que lo hagan trabajar la noche del fin de año, pero nosotros estuvimos dispuestos a hacerlo como una actitud condescendiente, y eso es importante, puesto que te da elementos para negociar con el poder en el momento que es necesario.
En 2007 publicó un libro titulado “La mano izquierda”, en el que expone su visión de la música y propone una forma de entenderla de un modo que es imposible simplificar más. Sus habilidades de formador se ven plasmadas en cada una de sus páginas, aunque también las enriquece con anécdotas que reflejan un sentido de liderazgo del cual carecen muchos dirigentes de la actualidad. En este sentido, brinda un último comentario dirigido a aquellos responsables de hacer funcionar la maquinaria política.
– Desde su posición como director, ¿cuál sería su mensaje para los políticos?
– No puedo hacer referencia a todos los políticos porque es evidente no todos son iguales. Habrá algunos que les guste la música, otros que prefieran la literatura, y desde luego los que sólo vean un negocio en su función, pero puedo decirte que en Puebla he tenido muy buenas experiencias con relación a los gobernantes y las autoridades en general. En mi carrera me han tocado, por supuesto, administraciones en las que los gobernadores o presidentes dicen: “y una orquesta, ¿para qué?, mejor hay que hacer equipos de futbol”, y ni hablar, son decisiones que ellos toman y que desde luego no siempre son las más inteligentes. Lo importante es que en el medio político no se les olvide que la música es también un medio necesario para formar ciudadanos y que, en la medida que estén conscientes de ello y actúen en consecuencia, verán un mejor funcionamiento de la sociedad. Yo siempre lo he dicho de esta forma: “un niño que toma un violín jamás tomará un arma”; y para el público es igual: siempre será mejor escuchar una sinfonía que una balacera.