La pandemia también nos ha traído cosas buenas, muchos escritores tomaron el encierro como caldo de cultivo para escribir nuevas historias. Te vamos a recomendar siete libros, que son de lo mejor que se ha publicado en lo que va del año. Revísalos y ve si te convencen.
“En la celda había una luciérnaga” de Julia Viejo
Para fomentar la escritura y la lectura, Blackie Books llevó a cabo la iniciativa «Relatos confinados», inspirándose en aquel año sin verano de 1816, en el que Lord Byron retó a sus amigos a escribir la historia más terrorífica. Entre los relatos recibidos, destacaron los de Julia Viejo, librera, editora, traductora, actriz, escritora y gran admiradora de Ana María Matute. Ahora Blackie los recopila en un volumen que lleva como título la primera frase del primer cuento.
Son historias breves, cotidianas, en las que hay ternura y rabia, nostalgia y desconcierto, indignación y amor. Y humor, también su dosis de humor. Humor absurdo, humor incisivo, humor socarrón, humor fresco y limpio.
“Los nombres prestados” de Alexis Ravelo
Un thriller psicológico de trama político-social. merecidísimo ganador del premio de novela Café de Gijón 2021. A un pueblo apartado llegan con dos meses de diferencia una traductora que esconde un pasado terrorista y un supuesto corredor de seguros que en realidad es un excomisario que le ha ido siguiendo el rastro durante años.
La acción tiene lugar durante los años 80 del siglo XX, cuando la gente vivía sin móvil, (incluso sin teléfono), sin internet. No existía «la huella digital’ y era relativamente fácil construirse una nueva identidad. Una novela muy bien estructurada, de acción y suspense, que te arrastra como un caballo desbocado hasta la última página. Pero es también una alegoría una alegoría que indaga en temas de fondo como la identidad, el perdón, la redención, las consecuencias de la violencia política, del tomarse la justicia por la mano, y la verdad de las «versiones oficiales».
“El plagio” de Daniel Jiménez
Jiménez nos cuenta la historia de cómo a su padre, miembro del grupo Los Pekenikes, músico y productor le robaron el proyecto de concurso televisivo en el que había invertido todos sus ahorros. El programa fue plagiado por los tres directivos que se pasaron a una cadena privada que se hicieron ricos a su costa.
Un caso de más de un país donde la corrupción campa a sus anchas, se desprecia la propiedad intelectual, y se venera la figura del «espabilado».
No solo es la historia de esa traición, sino también un relato de su infancia, de su juventud. Su historia y la de su familia, a la que, como si la ruina económica y el descrédito y la rabia fuera poco, les vuelve a la tragedia. Es la historia de una sociedad donde la precariedad es la norma. Pero también es la historia de una nueva vida, de la esperanza. Todo esto me ha quedado un poco cursi, pero de verdad que Jiménez ha sido una revelación: una prosa sencilla, ágil, directa, sin artificios. A pesar de lo duro que es todo lo que cuenta, de la indignación que sientes al leerlo, el texto no está desprovisto de humor. Un libro necesario, para que se conozca la historia, un libro que desborda ternura, y que acaba con un dardo certero que se te clava en el corazón, un aliento contra el desaliento y la rabia.
“El mal dormir: Un ensayo sobre el sueño, la vigilia y el cansancio” de David Jiménez Torres
Jiménez relata experiencias propias y ajenas de aquellos a los que les cuesta conciliar el sueño, entre los que se encuentran escritores como Emil Cioran o el difunto Jorge Luis Borges. El insomnio es un tema recurrente en la literatura desde Macbeth hasta El Lazarillo de Tormes. Todo eso lo cuenta Jiménez, con citas literarias, con anécdotas curiosas y con situaciones desesperadas en las que muchos nos reconoceremos. Una aproximación a la vigilia y el cansancio, a lo que supone ser maldurmiente. Explica cómo te afecta, no solo la falta de sueño, sino todas esas recomendaciones de «deberías dormir ocho horas» que te sueltan como si no fuera lo que desea de todo corazón el que duerme pocas horas de un sueño intranquilo, interrumpido y poco reparador
“Un puñado de anécdotas” de Hans Magnus Enzensberger
Los recuerdos de infancia, adolescencia y primera juventud del pensador ofrecen una visión de la vida cotidiana durante la Alemania nazi desde los ojos de un niño. También de las diferentes etapas de la Segunda Guerra Mundial y de cómo fue la derrota, también liberación. Lo más interesante es que no se trata del Enzensberger de El corto verano de la anarquía. Vida y muerte de Buenaventura Durruti, sino de Hans Magnus, el niño que –increíblemente para los que conocemos su apabullante humanidad– no es capaz de sentir pena cuando ve por primera vez un campo de concentración. Como tantos de su edad, estuvo en las Juventudes Hitlerianas, con tanto entusiasmo que lo echaron por hacer novillos. El libro, escrito en tercera persona, además de ser una delicia, es un documento interesantísimo con todo tipo de imágenes, fotos y curiosidades del autor, y cosas como ejercicios de caligrafía nazi, o del diccionario que robó, tras un segundo intento, para aprender inglés.
“Los enemigos” de Kiko Amat
Los mejores ensayos son los que lees con una sonrisa, incluso alguna carcajada. Los enemigos: O cómo sobrevivir al odio y aprovechar la enemistad es un estudio sesudo y profundo, con sus fuentes y sus citas, sobre el odio recíproco. Kiko Amat escribe como habla, con tanta soltura como precisión. Cada capítulo tiene un resumen introductorio muy al estilo novela del Siglo de Oro, lleno de humor en el que además presenta a sus referentes en el texto, tan variados como Schopenhauer, Peter Griffin, Nietzsche, Skatalá o Wodehouse. El ensayo habla de enemigos, clasificados según su naturaleza: invisibles, erróneos, instantáneos, evaporados, etc. Es muy ameno, tiene mucha gracia. Amat realiza un estudio acertado y muy bien razonado sobre la gente a la que odiamos, por qué la odiamos, y al hacerlo, se desnuda un poquito. Se ríe de sí mismo, de sus manías, de sus paranoias, de sus inquinas, para acabar con un relato sincero y triste del porqué de su odio, de su capacidad de hacer enemigos.
Con información de Squire/ Foto: lamanoqueescribeconpluma