A lo largo de la historia de la literatura moderna, pocos escritores han logrado ser recordados por su producción artística en más de un género literario. No obstante, existen algunos personajes extraordinarios que han logrado ser reconocidos en más de un registro tanto por la crítica como por los lectores. Es el caso de Cristina Peri Rossi, quien fue galardonada con la máxima distinción de las letras hispánicas, el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes, por una obra, extensa y versátil, que ha construido entre la poesía, el periodismo, la narrativa, el ensayo y la autobiografía.
Cristina Peri Rossi recibió este reconocimiento después de cincuenta años de trabajo arduo, sumándose a una corta lista de cinco mujeres laureadas por este premio del gobierno de España, conformada por las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992), la mexicana Elena Poniatowska (2013) y la también uruguaya Ida Vitale (2018).
Marcada por tópicos como el exilio, el deseo, las relaciones humanas, el homoerotismo, la libertad sexual de las mujeres y la experimentación formal, la obra de Cristina Peri Rossi es sin duda uno de los referentes más importantes de las letras contemporáneas.
Cristina Peri Rossi colaboró en el semanario El popular del partido comunista, así como en Marcha, una revista progresista que incentivaba la formación de lectores de literatura contemporánea, de la cual Ángel Rama era director.
Con la llegada de la dictadura cívico-militar en Uruguay, la salida de Cristina Peri Rossi fue inminente. Hasta ese punto, su obra había roto con el rol preestablecido de la mujer en la sociedad y había puesto sobre la mesa la libertad de la sexualidad femenina.
Su poemario Evohé (1971), por mencionar un ejemplo, hacía una alusión clara al amor lésbico, escandalizando a la sociedad uruguaya tras su publicación. Era claro que una mujer como Peri Rossi, abiertamente lesbiana y de izquierda, no tenía cabida en el nuevo régimen militar. Migró a Europa en 1972 con ayuda de su entrañable amigo Julio Cortázar y se instaló en la Barcelona de Franco, dejando atrás una colección de tres mil libros, una madre, una cátedra en la capital de Uruguay y un gremio intelectual que la había laureado con los reconocimientos más importantes del país por sus novelas, Los museos abandonados (1968) y El libro de mis primos (1969).
Cristina logró transmitir un cúmulo de experiencias y sensaciones humanas como el amor, la soledad, la ficción, la desesperación y la pérdida de la patria. Habrá que leerla una infinidad de veces en todas sus facetas. Sobra decir que uno nunca dejará de asombrarse ante lo encontrado.
Genealogía, un poema de Cristina Peri Rossi
Dulces antepasadas mías
ahogadas en el mar
o suicidas en jardines imaginarios
encerradas en castillos de muros lilas
y arrogantes
espléndidas en su desafío
a la biología elemental
que hace de una mujer una paridora
antes de ser en realidad una mujer
soberbias en su soledad
y en el pequeño escándalo de sus vidas
Tienen lugar en el herbolario
junto a ejemplares raros
de diversa nervadura.
(Peri Rossi, Cristina, Otra vez Eros, Barcelona: Lumen, 1994).