Hace unas semanas veía House of Cards y de pronto Frank Underwood (Kevin Spacey) citaba a Oscar Wilde con una frase que me dejó pensando en lo triste que es nuestra sexualidad. La cita es: “Todo en este mundo es acerca de sexo excepto el sexo. El sexo se trata de poder”… debo darle un poco de crédito, porque por más que quisiera desmentir tal frase, llega a ser muy convincente.
La verdad, no creo que sea 100% real, sino que ejemplifica perfectamente lo jodida que está nuestra sexualidad. En primera, te voy a pedir que le des un muy buen vistazo a la sexualidad en tu vida.
¿Listo? Va.
Ok. Seguro pensaste en la vez que te pusieron de perrito, o que te amarraron, te escupieron en la cara (yum), cuando te pusieron o pusiste bien duro contra el muro. Eso esta bien chido, pero debo decirte que tu sexualidad es mucho más complicada. ¿Pensaste en la vez que te “friendzonearon”?, o ¿Qué tal cuando te reiste de las lonjas de la chica en bikini?, ¿Cuándo chismeaste acerca de tu cita tinder porque no sabía a dónde llevarte?… quizas aquella vez que le robaste un beso a alguien sin que quisiera, peor aún, ¡la vez que acosaste sexualmente a un chavito!… ¡Te estoy viendo Kevin Spacey! (Sí, para allá vamos).
Para el chisme completo te dejo una pequeña crónica de lo que ha pasado. En resumen: Anthony Rapp declaró que Kevin Spacey lo acosó hace 30 años. Cual protagonista de House of Cards, intentó salirse de la tangente para encontrar el consuelo de un público deseoso de apoyar a quien salga del closet. Por suerte el público anda más centrado en defender a víctimas de acoso (¡yay!).
Está cagado cómo el sexo se volvió esta increíble máquina de poder. Más cagado que el mismísimo Don Spacey nos ejemplifica, muy amablemente, con el más reciente escándalo farandulezco.
El Kevin es un actor super galardonado y respetado casi desde que comenzó su carrera. La verdad, House of Cards está buenísima y el hombre incluso es crush de mi pareja. En su apojeo gozó de un poder que pondría celoso al buen Underwood. ¿Cómo no llegaría a creerse capaz de acostarse con quién quisiera?, digo, es obvio, ¿No? Si él te tira la onda es la oportunidad de acostarte con un vato que te puede dar lo que sea. ¡SUGAR DADDY GOALS!
¿Suena bien?… al final no es para todos. Pero claro, el capricho de aquel actorcillo nuevo bajo su yugo no va impedir su “instinto” hedonista. Piensa: Tanto que te esforzaste por llegar a la cima, ¡Que digo! Si tu desde siempre has tenido el poder de hacer lo que gustes. Naciste con eso, creciste alrededor de gente que te reafirma que te mereces a quien se te antoje. Y si no se deja, vaya víctima que eres.
Alguien tomó el sexo y nos enseñó a tener cierto grado de poder a través de él. Desde nuestro género (basado en nuestro sexo), desde nuestra preferencia, desde nuestra posición socioeconómica donde la educación de la sexualidad es diferente, incluso desde nuestras ideas. No porque el sexo forzosamente nos obliga a tener un grado de poder, sino así lo construimos, así nos manejamos. Y curiosamente, así lo disfrutamos en la cama, pero en la casa, el taller y la oficina parece condicionarnos, en variadas ocasiones causarnos sufrimiento. Como al Señor Rapp. Incluso como al Sr. Spacey, viviendo en el closet tantos años, “víctima” que terminó siendo “victimaria”.
Está bien culero.
Estas son las reglas del juego sexual. Amo y esclavo. A veces bien divertido, la verdad (neta, lean un poco sobre BDSM), pero en la vida cotidiana, envuelve nuestra conducta horriblemente. Tenemos sexo para sentirnos fuertes, no tenemos sexo para sentirnos respetados y respetadas. Lo mejor que podemos hacer es verlo, discutirlo y tratar de cambiarlo, como si fuera el nuevo chisme del Celebrity World.
… Por cierto, ¡¿Escucharon lo de las Kardashian?!