Es típico que busquemos pretextos para evadir nuestra debilidad de carácter. Sí, porque por mucho que decimos “ya no le voy a hablar a mi ex”, a las cuatro copas ya estamos marcándole para pedirle que regrese. Aceptémoslo: no sabemos cerrar nuestros ciclos. No se preocupen, en Revista 360º – Instrucciones para vivir en Puebla les despejamos los mitos y, al mismo tiempo, les bridamos una pequeña ayudadita para que vayan dándole carpetazo a aquello que ya les pesa en su vida.
Mitos sobre el cierre de ciclos:
- Necesitas a la otra persona para cerrar el ciclo. Cabe la posibilidad de que a esa otra persona tu existencia le valga un cacahuate y ya no te dé chance ni de volverla a saludar. Si atas tu tranquilidad a la disponibilidad de alguien más, es casi seguro que te vas a pasar la vida esperando algo que no llegará.
- Sólo estarás en paz si cierras “de forma adecuada”. Hay relaciones que se acaban por anemia sentimental pero, ¿y las que terminan por la muerte de alguien?, ahí sí que está en chino. Como sea, debes darte cuenta que se trata del final de una etapa de tu vida, y las decisiones que tomes en torno a este final son responsabilidad únicamente tuya. Ahora, ¿cómo puedes hacer este cierre por ti mismo?, de tres maneras:
- Con acciones: desde firmar un acta de divorcio hasta deshacerte de las cosas materiales que te recuerdan a esa persona.
- Con decisiones: ya sea de forma íntima o con el apoyo de alguien en quien confíes, verbaliza tu determinación de ya no buscar a quien ya no necesita de ti.
- Con rituales: es básicamente una combinación de los anteriores. Decides algo y haces algo en ausencia del otro. Ejemplos: escribes una carta que no entregas o te desprendes de un objeto significativo que te unía a esa persona.
- Para cerrar se necesita claridad absoluta. Este es el antídoto de todos los pretextos que buscarás para volver a estar con la otra persona y viceversa. No hay que pretender encontrar certeza en algo que seguramente se terminó por falta de claridad, ni que la otra persona te dé “una razón contundente”; si se acabó, se acabó y punto, lo que esa persona tenga en la cabeza o en su vida es su problema, si te empeñas en tratar de “entenderlo” sólo perderás el tiempo.
- Cerrar un ciclo es borrón y cuenta nueva. El objetivo último de cerrar un ciclo es aprender algo y, si ese es el resultado que esperas, debes estar consciente de que te van a quedar cicatrices. No es una despedida, es una integración de la experiencia, por dolorosa que ésta sea, a tu vida. Si te empeñas en negar y tratar de olvidar, lo único que vas a lograr es que la vida te siga agarrando de punching bag y jamás aprenderás las lecciones que te serán de mayor utilidad.
Ahora bien, ¿cuál es una manera sana de un ciclo? Primero: deja de enfrascarte en encontrar significados, toma una decisión contundente, de ser posible escríbela. Después, elabora un ritual donde te perdones y reconozcas que hay una deuda del otro pero al mismo tiempo decide que ese otro no te la tiene que pagar. Posteriormente escribe una carta donde pongas todo lo que te quedó por decir y también incluye algo para tu futuro. Despréndete de un objeto simbólico: rompe, entierra, tira, quema pero no con rencor sino con un espíritu de gratitud. Al final, date un baño, duerme o sigue con lo que estás haciendo; y si no puedes hacer nada de esto, lávate las manos y ve cómo esa agua sucia que sale de ellas se lleva consigo todo lo que tú no quieres. Recuerda siempre que sin una despedida no se puede estar listo para una bienvenida.